No necesitamos reflectores para existir por completo
Cuando comencé a pintarla, pensé en todas las formas en las que buscamos validación. En los espejos, en las redes sociales o en los halagos de alguien más… Esperamos sentirnos vistas. Pero la mujer en esta obra no espera. Tiene los ojos cerrados, y aun así, su luz irradia sin esfuerzo.
Desde las primeras capas, solté la idea de la perfección.
En lugar de planificar cada detalle, dejé que la intuición me guiara. Pegué papel, apliqué gesso y dejé fluir pigmentos y tintas por el lienzo. Cada capa fue un acto silencioso de rendición. Con el tiempo, las texturas comenzaron a reflejar algo más profundo: no lo que yo quería que ella fuera, sino lo que ya era.

El momento del labial rojo
Lo que más resalta es su labial. No es solo color; es energía. Todas hemos vivido ese instante: frente al espejo, un toque de rojo y ese susurro hacia nosotras mismas: “Sigo aquí”. Ese labial no grita. Pero nos recuerda que la valentía muchas veces comienza en la quietud.

Una corona floral llena de significado
Las tres flores sobre su cabeza —una rosa y dos amarillas— no están solo para adornar. Representan crecimiento, alegría y amor propio. No el que aparece cuando todo va bien, sino el que resiste incluso en los días pesados. De hecho, florecieron mientras las pintaba, capa tras capa, recordándome que la belleza también crece en silencio.

Ya eres suficiente
Muchas veces nos acompaña una pregunta silenciosa: “¿Estoy bien tal como soy?” A través de esta obra, mi respuesta es un “Sí” suave pero firme. Aunque todavía estés aprendiendo a aceptarte. Aunque tu seguridad se tambalee. Incluso cuando el mundo no refleje tu luz, esa luz sigue ahí.
Nunca fuiste hecha para encogerte y encajar. Tu esencia no necesita público para tener valor.

Un recordatorio suave para llevar contigo
💋No tienes que esperar a sentirte “lista” para reconocerte hermosa. Ya lo eres.
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