Viviendo entre el arte y la esclerosis múltiple
El poder sanador del arte
El arte tiene un poder increíble: puede ser un espejo, un refugio y un abrazo cálido cuando más lo necesitamos. Para mí, el arte es la manera de volver a mí misma. Así nació In Her Light, una obra pensada para tocar el corazón de mujeres que, como yo, entienden que el amor propio es un camino, no un destino.
Cada pincelada explora temas como el valor propio, la ternura y la presencia. No busco la perfección, sino la verdad, esa que vive debajo de la superficie y espera ser vista y aceptada.

Capas que cuentan historias de crecimiento
Crear esta pintura fue un proceso de capas, no solo en el lienzo, sino en mi vida. Comencé con collage y gesso para crear textura y profundidad. Las frases que integré son afirmaciones silenciosas que habitan el fondo, pero sostienen toda la obra.
Usé acrílicos de distintas formas: algunos diluidos para fluir como las emociones, otros más definidos para guiar la composición. Estas decisiones reflejan el contraste entre la vulnerabilidad y la fortaleza que muchas llevamos dentro.

Símbolos de ternura y autenticidad
El fondo abstracto y las flores no son solo decorativos. Representan la suavidad, los nuevos comienzos y la belleza que nace cuando nos permitimos florecer sin prisa. La mujer de talla grande que aparece sonríe con la autenticidad de quien conoce su valor, sin necesidad de demostrar nada.
No es una fantasía. Es un retrato de presencia real.

Resiliencia y esperanza en cada pincelada
Vivir con esclerosis múltiple me ha enseñado a honrar mis límites y a reconocer la fuerza de simplemente estar. El arte ha sido un salvavidas: me ha ayudado a transformar el miedo y la incertidumbre en belleza y fortaleza. Por eso In Her Light no es solo una pintura: es un mensaje de resiliencia, esperanza y autoaceptación.
Cada capa refleja la complejidad de ser mujer: fuerte y suave, valiente y vulnerable, en constante transformación.

Una invitación a que dejes entrar tu luz
Si esta obra resuena contigo, te invito a llevarla a tu espacio. Que sea un recordatorio de que mereces amor, respeto y cuidado; sobre todo de ti misma. Colócala donde puedas verla con frecuencia y deja que su luz te susurre, una y otra vez: eres suficiente, tal como eres.

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