La belleza de sentirlo todo
No siempre nos sentimos fuertes.
A veces, florecer no se parece a un nuevo comienzo ni a un estallido de alegría. No es brillo ni energía. De hecho, hay días en los que florecer simplemente significa estar, seguir respirando con todo el peso encima.
Así nació Unspoken Bloom. Surgió en uno de esos días grises y pesados. Ya sabes, esos en los que el cuerpo no coopera y las emociones se sienten demasiado intensas. En momentos así, fingir que todo está bien no ayuda. Por eso, elegí crear.

Cuando no salen las palabras, el arte aparece.
En lugar de exigirle más a mi cuerpo, busqué mis materiales: papel, texturas y tintas. No planifiqué nada. Al contrario, dejé que el momento me guiara. Y, sorprendentemente, lo que surgió no fue tristeza, sino ternura. No fue desesperanza, sino alivio.
¿Alguna vez has tenido uno de esos días? Esos en los que solo puedes dejarte sentir.

Ella es real. Y aún así florece.
La mujer en esta obra tiene labios fucsia, ojos verdes y una mirada que habla desde el silencio. Sus flores florecen sin pedir permiso. Aunque no están perfectamente acomodadas, siguen llenas de vida. En muchos sentidos, son como nosotras: imperfectas, vulnerables, y aún así, hermosas.

Florecer también puede verse así.
A menudo creemos que debemos estar bien para crecer. Sin embargo, florecer también puede significar descansar. Puede significar pausar. A veces, es en los momentos más silenciosos donde ocurre la verdadera transformación.
Unspoken Bloom me recordó que crecer no siempre es avanzar; también es estar presente. Incluso en la quietud, seguimos siendo.
¿Y tú?
Si has tenido días en los que sentirte fuerte parece imposible, esta obra es para ti. No para ocultar el cansancio, sino para honrarlo. Porque incluso cuando sientes que ya no puedes más… sigues siendo arte.

Mira de cerca Unspoken Bloom.
Tal vez encuentres en ella un pedacito de tu propia historia; no dicha, pero profundamente sentida.
(Versión en inglés)